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ESTILO ROMÁNTICO: EL "LIED"

ESTRUCTURAS PROPIAS DEL ESTILO ROMÁNTICO


LAS PEQUEÑAS FORMAS: EL "LIED"


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Lied es un vocablo alemán que en castellano significa canción; generalmente lleva acompañamiento de piano y se compone de dos partes, con repetición de la primera, o sea, la forma A - B - A

La canción alemana era un género de segundo orden hasta que, entre los años 1800 y 1825, la poesía lírica tuvo un desarrollo extraordinario en ese país. La poesía del lied se ajusta a la forma estrófica y su música ha de poseer valores que, por lo menos, la igualen artísticamente.

Franz Schubert pareció ser el músico predestinado para captar el florecimiento del lied. Tenía 18 años y ya había compuesto 144, solamente por el gozo que con ello experimentaba, sintiendo como una fruición  al contacto con la belleza de la poesía. 

Precisamente los versos de Goethe tenían sobre él una influencia casi mágica: leerlos y sentirse dominado por la inspiración era todo uno y, si el famoso poeta se elevó por sobre todos sus compatriotas contemporáneos, lo mismo ocurrió con Schubert en relación a los otros músicos. Él halló soluciones originales, inimitables, convirtiendo cada poema en un molde independiente y definitivo. 

El poeta no dedicó mucha atención al músico cuando éste le envió los lieder que le había dedicado, quizá porque, como observó un cronista, "veía su poesía cual piedra preciosa engarzada en una joya finamente cincelada, haciéndonos dudar sobre qué admirar más: si la poesía o la música".

Solamente conociendo el idioma alemán se puede valorar la perfección con que la música se identifica con cada verso, palabra, acento. Allí hallamos: el clima afectivo que da la idea poética; el ritmo de la declamación y el dibujo de las imágenes que realiza la melodía, por medio de la voz cantada. 


Algunos de sus lieder más famosos están inspirados en los siguientes poetas: 


  • Goethe: El postillón de Kronos, El rey de los alisos, Margarita en la rueca, El rey de Thule
  • Schiller: La espera;
  • Schobart: La trucha;
  • Shakespeare: Oíd la alondra;
  • Muller: El tilo, La bella molinera (ciclo de 20 canciones), El viaje de invierno (ciclo con 24 canciones);
  • Schlegel: La rosa;
  • Rellstab: Serenata.


También Robert Schumann sintió especial atracción por la poesía, y compuso cerca de 250 lieder entre los años 1840 y 1841, que denotan una pasión exaltada, como Los dos granaderos, preferidos por los cantantes por su clima; Cuentos antiguos, Amor de poeta, Abenlied, El nogal, etcétera. 

Todas sus cancones son delicadas, refinadas y de gran exquisitez, y sus acompañamientos de piano son obras de arte por sí mismos, ya que cada estrofa del poema tiene la música que sentimentalmente corresponde. 

J. Brahms, a su vez, escribió alrededor de 260 obras del género, con acompañamiento pianístico de gran interés, y Weber cerca de centenar, muchas de ellas con acompañamiento de guitarra, logrando momentos de suma emotividad. 


EL "LIED" INSTRUMENTAL


Al tomar incremento la música pianística en el Romanticismo, se hicieron piezas instrumentales que adoptaron la forma lied, y de ello son ejemplos muchas marchas y danzas.

En un nivel más elevado se ubican en esta clasificación las Romanzas son palabras, de Féliz Mendelssohn, y las Novellettes de Roberto Schumann. El "allegro" de las obras cíclicas: sonata, cuarteto, sinfonía, había adoptado la forma "lied", pero en proporciones de mayor extensión. 



LAS PIEZAS PIANÍSTICAS


El piano: una de las características de la música del Romanticismo, fue la inclinación de muchos de los artistas hacia la composición de obras para piano. La historia de este instrumento se inició cuando se inventó el "piano a martillos", que en alemán se designó como "Hammer-Klavier", basado en la clave y el clavicémbalo

Por entonces existían dos instrumentos de teclado de similar estructura, pero diferentes modos de producir el sonido: el clavicordio, que golpeaba las cuerdas por medio de macillos recubiertos de fieltro y cuero, y el clavicémbalo o clave, que punteaba las cuerdas por medio de trozos de pluma de ave que iban fijados a los macillos, pero ninguno satisfacía totalmente.

Se buscaba un sistema que permitiera obtener sonidos fuertes y suaves, "forte-piano", como el que se logra cuando se golpea con dos macillos un címbalo, celesta o xilofón, en que se puede graduar la fuerza de las manos a voluntad.

Quien lo inventó fue Bartolomeo Cristofori (1655 - 1731), constructor de claves y conservador de los instrumentos del príncipe Fernando de Médicis, al que presentó su "pianoforte". Fue Muzio Clementi (1752 - 1832) quien escribió las primeras sonatas para pianoforte y además, un método para el aprendizaje de ese instrumento.

Si bien él mismo sustituyó completamente la clave, aún se siguió utilizando en tiempos de Mozart, de manera que músicos como Beethoven, recibieron sus primeras lecciones con la técnica propia de la clave. Cuando Beethoven la reemplazó por la del piano, aconsejó al fabricante J. Streicher que produjera un mecanismo capaz de lograr más potencia de sonido.

En el año 1818 otro constructor de pianos, Thomas Bradwood, le obsequió al músico un instrumento del cual éste se mostró satisfecho, pues se acomodaba a sus exigencias. El mismo fabricante inventó el juego de pedales, hasta entonces desconocido; con su empleo se lograron nuevos efectos dinámicos, pues podía pasar de la intensidad de tres cuerdas, a dos o a una. 

Los viejos maestros, incluyendo a Pleyel, le negaban a Beethoven el título de "pianista", pues consideraban incompleta su técnica, pero en cambio, ejecutantes como Moscheles, que llegó a ser uno de los pianistas más brillantes de su época, confesaba que, a escondidas de sus maestros, y por carecer de medios para adquirirla, había copiado sonatas de aquél, como la "Patética", tratando de imitar su modalidad en la ejecución. 


LA MÚSICA PARA PIANO


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Haydn, Mozart y Beethoven realizaron sus obras utilizando las formas clásicas: sonata, cuarteto y sinfonía, pero llegado el período romántico, los compositores como Schubert, Schumann, Mendelssohn, entre otros muchos, prefirieron expresarse a través de géneros nuevos y mediante el piano, considerándolo uno de los instrumentos más completos. 

Por otra parte, la imponente obra pianística de Beethoven, consistente en sus 32 sonatas, había desalentado a muchos de los músicos que fueron sus contemporáneos, quienes comprendieron la imposibilidad de continuar la obra de aquel titán, y prefirieron volcar su inspiración en obras de menor extensión, pero más de acuerdo con los impulsos de sus temperamentos y con la tendencia de la nueva época, que no se adecuaban a una disciplina formal tan rígida. 

El estilo pianístico de Chopin, por ejemplo, fue totalmente nuevo, y ha sido el único compositor para quien el piano llegó a ser el mejor medio posible de expresión. "La música le entraba por los dedos", dice A. Salazar (La música moderna).

Aún la técnica del célebre pianista Franz Liszt, incomparable en sus interpretaciones, se fue modificando y se adaptó a la de Chopin, aunque usando el instrumento más por sus posibilidades "orquestales". 


PEQUEÑAS FORMAS DEL ROMANTICISMO


Nocturno. En el siglo XVIII se llamaban así a las serenatas que ejecutaban pequeños conjuntos de instrumentos de viento, o en algunos casos, eran cantadas con o sin acompañamiento instrumental. 

Haydn y Mozart escribieron algunas bajo la forma de suites para pequeña orquesta, pero en el siglo XIX, bajo la influencia del Romanticismo, el nocturno fue tratado para el piano, primero por J. Field y luego por Chopin. 

Sin una forma definida, consiste en un movimiento moderado que suele enlazar con una parte central más movida, que aquel músico impregnó de un carácter poético-musical de profunda melancolía y resignación, expresado con una intensidad desconocida hasta entonces. Su línea melódica es admirable por su elegancia. 

Entre otros autores, C. Debussy, a su vez, compuso dos nocturnos notables en el año 1900: Nubes y Fiestas.


Baladas. Como forma poética, es una composición dividida en estrofas, con las que se cantan sucesos legendarios, tradicionales, épicos, etcétera. Schumann y Grieg compusieron baladas con solos, coros y orquesta; Schubert escribió El rey de los alisos, siguiendo el texto de Goethe, que es una de las más famosas. 

Musicalmente se considera que la balada es una composición que alude a un "programa", que si bien no se menciona, está implícito. Cuando la balada es únicamente instrumental, se presupone que conserva un carácter narrativo, como las cuatro de Chopin, que él escribió con un sentimiento que alude a las glorias pasadas de Polonia, y una fluidez melódica que las ubica entre las más bellas páginas escritas para piano. 


Momento musical. Del compositor checo J. Tomascheck tomó Schubert esta denominación para breves piezas para piano, en forma de lied de carácter íntimo, y al estilo de una improvisación, que su genio convirtió en piezas de melodía espontánea, llenas de vida y de gran riqueza expresiva. 

Estos "momentos musicales" y sus "impromptus", fueron modelos de los que sacarían partido Mendelssohn para sus "romanzas sin palabras", y Schumann para sus "novelettes". 


Impromptu. Este término significa "improvisación", ocurrencia momentánea, aunque en Schubert, Chopin y Schumann fue elaborado ajustándose a la forma del lied

El primero, sobre todo, volcó en esas piezas el caudal extraordinario de ideas, riquísimas de sentimiento, pues el espíritu individualista del Romanticismo halló en el piano su mejor expresión. 

Brahms decía que en cada pieza de Schubert "se podía aprender algo nuevo", y Liszt hallaba, aunque con otras palabras, que en "los detalles menudos que hay en esas piezas breves, se hallan las simientes de todo <pianismo> posterior" (Talamón, Historia de la Música). 

Escuchando los impromptus de Schubert y los de Chopin, surge evidente la diferencia que existía en el carácter de ambos. 


Preludio. Pre=antes; ludio=juego. Tal es el significado del título que se ha dado a breves páginas que, durante mucho tiempo, los organistas solían improvisar, antes de ejecutar obras de importancia. 

Es Chopin el músico del Romanticismo que más ha cultivado esta especie, dándole una forma nueva que no reconoce antecedentes, pues renueva completamente lo que hasta entonces era tradicional. 

Por consiguiente, sus preludios se hallan muy lejos de los que escribiera J. S. Bach, por ejemplo. Algunos fueron compuestos en el año 1831, a su llegada a París, y otros en Palma de Mallorca, en 1838. Su refinamiento en la técnica, su armonía novedosa y el colorido de las disonancias contienen algo de la esencia de su añorada tierra natal. 

También compusieron preludios para piano C. Franck y Rachmaninoff; C. Debussy, a su vez, escribió dos Cuadernos de preludios que se hicieron muy populares y G. Fauré, una serie de ellos; ambos autores denotan estar impregnados de un espíritu francés inconfundible.


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Franz Liszt compuso un poema sinfónico que denominó Los preludios, sobre el poema de Lamartine. 


Scherzo. Este término es italiano y significa "juego", broma, solaz, con una índole burlesca, y se aplicó a la música para designar el tercer tiempo de la sonata y la sinfonía, a partir de Beethoven y Schubert. 

Chopin escribió scherzos para piano, no ya con el carácter que tuvo en las obras cíclicas citadas, sino con un desarrollo que parece responder a un "programa", o a una historia de mayor extensión que sus demás obras. El scherzo es de forma tripartita, y está en compás ternario de 3/4 o bien en compás de 3/8.  


Sinfonía y Poema Sinfónico

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