Cultura Musical: Sinfonía y Poema Sinfónico

 Sinfonía y Poema Sinfónico

























La Sinfonía


Los griegos llamaban "synphonia" a la consonancia de los intervalos; pero a fines de la Edad Media se dio ese nombre a toda la música instrumental. Luego se llamó sinfonía a los trozos que hacían de preludio o intermedio en obras vocales, como óperas, oratorios o cantatas. 


Escuela de Mannhein. La característica definitiva de la sinfonía como obra instrumental se debió al compositor Johan Stamitz, director de la orquesta de la ciudad de Mannhein, quien elaboró el primer tiempo, "allegro", agregó un segundo tema y empleó el orden:


Allegro - Andante - Minueto - Finale


Este era el prototipo de la sonata clásica, y desde entonces fue adoptado para el cuarteto y la sinfonía. En su orquesta, Stamitz exigió la mayor disciplina, y escribió las partes de oboes, flautas, trompetas y timbales, hasta entonces libradas a las posibilidades de cada ejecutante. 


Además, estableció para los instrumentos de cuerda una técnica uniforme, coordinando los movimientos de arco, con lo que logró efectos dinámicos desconocidos hasta entonces, como el crescendo y el disminuendo


Haydn, Mozart, Beethoven, que hallaron definida la forma de la sinfonía clásica, con su talento e innovaciones excepcionales llevaron el género a la grandeza que hoy podemos apreciar. 


En sus primeras sinfonías, Haydn recurre a una orquesta de modesta formación, a las cuerdas sólo agrega dos oboes y dos cuernos. Sin proponerse escribir música descriptiva, algunas llevan títulos como los siguientes: La Mañana, El Mediodía, El Atardecer, Sinfonía de Oxford, Sinfonía Militar, Sinfonía del Golpe de Timbal, El Reloj, etcétera. Debe notarse que la música del clasicismo no describe, sino que deja al oyente librado a su propia fantasía. 


Mozart superó muy pronto a todos sus contemporáneos en la composición sinfónica; compuso obra en las que respetó las formas clásicas e introdujo su genial estilo, tanto en lo melódico como en lo armónico y en lo rítmico.


Sus sinfonías Linz y Praga denotan tal avance em si concepción, invención y desarrollo que se consideran beethovianas. Pero incluso superiores a éstas son las últimas, llamadas "las grandes", en MI bemol (MIb), SOL menor (SOLm) y DO mayor (DOM) - (Júpiter, juzgada su obra maestra en el género). -


Resulta difícil definir la producción sinfónica de Beethoven por el hecho de provenir del clasicismo e iniciar a la vez con potencia incontenible el romanticismo. Impresionado por las alternativas del movimiento filosófico que se produjo en Alemania a raíz de la Revolución Francesa, su rasgo personal sobresaliente es la independencia, pero con la mente ordenada y una técnica incomparable. 



Música Descriptiva


Pieza Descriptiva


Se llama así a la música que se desarrolla de acuerdo con un programa no musical- literario, poético, paisajista, etcétera - de manera que el oyente no queda librado solamente a las impresiones sonoras que le produzca la música, sino que trata de hallar las conexiones que existan entre dicho programa y lo que escucha.


Ya en la antigua Grecia, en los juegos píticos, existía el nomos, que era una pieza de concierto ejecutada por el aulos, y que consistía en cinco episodios de un tema impuesto, como ser "La Lucha de Apolo con la Serpiente Pitón", y que se estima precursora de la música "programática" actual.


Clément Jenequin (1485 - 1560), escribió la Batalla de Marignac  y El canto de los pájaros, obra coral en la que se utilizó las voces para imitar el canto de las aves. Johan Kuhnau (1660 - 1772) compuso la Sonata Bíblica, en la que describe episodios como el combate entre David y Goliat. 


El más famoso de todos, Francisco Couperin (1668 - 1733) compuso piezas de clavecín, a las que dio nombres pintorescos que su música comenta con gracia: Las pastoras, Las vendimiadores, Las segadores, o describe cuadros de Watteau: Les folies francaises, Les dominós, Les ombres, etcétera. 


A su vez, G. Vogler (1749 - 1814), célebre como organista, conmovía a sus oyentes con poemas programáticos en los que describía batallas, tempestades en el mar, sacando partido de los medios que el órgano posee. 



Poema Sinfónico


El compositor que escribe una sinfonía elabora su primer tiempo, el "allegro", inventando los dos temas que le servirán de base y los desarrollará de acuerdo con las normas que corresponden al género que, como sabemos, se originan en la forma "sonata". Sucesivamente, elaborará los otros dos tiempos: andante, minué y final, para completar su obra. El poema sinfónico difiere de la sinfonía en que no adopta la forma de ésta. 


Al estudiar el Romanticismo pudimos comprobar que fue el resultado de grandes cambios en la sociedad, y uno de sus aspectos artísticos se manifestó en el deseo de fusionar las artes entre sí, o sea, una derivación de la pieza descriptiva que acabamos de considerar, pero mucho más elaborada, y destinada a ser ejecutada por la orquesta sinfónica. 


Mientras los músicos del Renacimiento describieron con sus piezas lo que veían y oían, los del Romanticismo, a partir de Beethoven con su 6ta. Sinfonía Pastoral, describieron las sensaciones despiertas en ellos por elementos extra-musicales, pero no en forma literal, imitando con sonidos, sino en forma abstracta. 


Consideraron que el musical es un lenguaje demasiado maravilloso y debe aprovechárselo para que se exprese con sonidos todo aquello que constituyen las alternativas de la vida del hombre: alegrías, penas, símbolos, humorismo, etcétera.


Algunos compositores hallaron que determinadas obras literarias les inspiraban ideas para expresarse musicalmente, como Berlioz al escribir Romeo y Julieta, o Liszt cuando compuso Los Preludios, de Lamartine. A otros les estimuló la contemplación de obras pictóricas, como Moussorgky, cuando escribió Cuadros de una exposición, o bien un paisaje, tal el caso de Smetana con El río Moldava. 


A esta combinación de dos artes distintas se la denominó poema sinfónico y conformó un nuevo género musical, pues si bien utiliza la orquesta, le es imposible seguir el plan de la sinfonía. En lugar de ello, el autor debe organizarse un plan de composición adecuado a las alternativas del asunto que desea describir musicalmente. 


Por consiguiente, el poema sinfónico no responde a un plan o molde fijo, como el de la sinfonía, sino a uno flexible, sin que ello la exima del respeto por las inmutables leyes del equilibrio, para que su obra sea coherente y responda a los postulados que gobiernan toda realización artística. 


Independientemente del tema que el compositor haya elegido para su descripción sonora, lo que importa es la categoría, la belleza de la música que el asunto le haya inspirado. 



Autores


Este género ha sido el preferido de muchos autores europeos y también argentinos; a continuación, veremos algunos:


Federico Smetana (1824 - 1884). Su música sinfónica es una viva manifestación del autor por exaltar la nacionalidad del pueblo checo. Del ciclo "De mi patria" que consta de seis poemas sinfónicos, surgen como un cuadro musical de la historia, sus héroes, el paisaje y el espíritu de ese país. 


Richard Strauss (1864 - 1949). Volcó en el género buena parte de su obra musical, con un dominio extraordinario de la orquestación, que lo ha elevado a la categoría de virtuoso en esa técnica. Entre sus varios títulos se encuentran: Don Juan, Till Eulenspiegel, Vida de héroe, Muerte y transfiguración, etcétera. 


Jan Sibelius (1865 - 1957). Escribió los poemas sinfónicos El cisne de Tuonela y Finlandia, en los que se advierten procedimientos de técnica germana, pero con un contenido netamente finlandés. Al escucharlos no puede pasar inadvertida la influencia que en el espíritu del autor producen el paisaje de los grandes bosques, lagos helados y selvas nevadas. 


Camille Saint-Saens (1835 - 1921). En sus poemas sinfónicos quiso seguir los pasos de Listz y Berlioz, escribiendo Danza macabra, Faetón, La rueca de Onfalía, etcétera, pero su respeto por las formas clásicas le impidió adentrarse en la interpretación del programa literario que eligió. 


Paul Dukas (1865 - 1935). Con El aprendiz de brujo, que es un brillante "scherzo" para orquesta, quedó ubicado como autor de una obra maestra, que el cine hizo popular con un dibujo animado proyectado en todo el mundo. 



Bibliografía: Cultura Musical 3 (Oscar S. Bareilles )




  



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