ROMANTICISMO: LUDWIG VAN BEETHOVEN

ROMANTICISMO

origen-del-termino-romanticismo

ORIGEN DEL TÉRMINO

Este vocablo quizá provenga de roman, término que  en francés significa "narración". El Romanticismo apareció por primera vez en la literatura del siglo XVIII, distinguiéndose por el empleo de las lenguas modernas derivadas del latín y por la alteración de los principios que regían el pensamiento de la época.

A modo de ejemplos diremos que el rigorismo de los clásicos se opusieron los valores de la imaginación: 

  • Clasicismo: rigor, método, razón.
  • Romanticismo: imaginación, espontaneidad, intuición.
  • Clasicismo: serenidad, sencillez, objetividad.
  • Romanticismo: pasión, exuberancia, subjetividad. 


ANTECEDENTES

La palabra romanticismo, como barroco o clasicismo, designa una infinidad de aspectos de la vida social característica de un momento histórico. En el caso del romanticismo ese momento corresponde al siglo XIX, en el que predominó el anhelo de expresar los sentimientos sin trabas, y suele vincularse al estallido de la Revolución Francesa, que produjo gran conmoción en la sociedad, la política y el arte, dando origen a una mística popular que de los palacios y salones rococó salió a la calle. 

La música se democratizó con canciones patrióticas, himnos y cantatas laicas dedicadas a loar a la Revolución. La violencia de los sucesos influyó en el ambiente espiritual y, por ende, en el desarrollo de las artes.

Sin embargo, no fue en Francia donde se presentaron las primeras manifestaciones de este cambio, sino en Alemania y Austria, donde el Romanticismo fue encabezado por escritores como Goethe, Hegel, Schelling y Schleiermacher, que trazaron un programa filosófico-estético. En la música el movimiento fue también importantísimo con compositores como Weber, Chopin y Schuman, pero respondiendo a impulsos personales, no como resultado de una escuela. 

En lo social el cambio operado fue trascendente; los salones aristocráticos, que eran lugar obligado de reunión de nobles y gente adinerada, fueron en adelante reemplazados por asociaciones religiosas, científicas, artísticas, animadas por el ideal del culto a la amistad, que era propiciado por Goethe y Schiller. 

En lo espiritual prevaleció el deseo de ponerse en contacto con la naturaleza, el paisaje, la leyenda, lo popular y lo folclórico; se buscaba lo desconocido, lo diferente, intuyendo algo que "debía ser mejor", aunque no pudiera ser "afirmado" con la inteligencia, sino "sentido" con el presentimiento. 

Novalis, el poeta, decía: "La flor azul que nadie vio, pero cuyo perfume embalsama al mundo". En la música, el cambio se manifestó por un fuerte sentimiento de individualidad, con mayor libertad y agilidad del espíritu, y desdén por la uniformidad de las obras "solamente" perfectas del clasicismo. Empezó a predominar una inclinación hacia los temas que tratan de lo irreal, lo fantástico, para lo cual es el arte más apto, porque es capaz de alejarnos del mundo material. 

En la expresión de sentimientos y pasiones exaltadas se halla lo subjetivo, con mucho pesimismo, escepticismo y tendencia a lo tétrico, sin que por ello falten enfoques optimistas y alegres.

Hubo una marcada preferencia de lo ideal sobre lo real; de la intuición al razonamiento; de la novedad a lo tradicional; de la excentricidad a la naturalidad y de la independencia a las reglas. 

Desde que aparece la figura de Beethoven, la expresión del artista será espontánea, dirigida a la sociedad que lo rodea la que, a su vez, recibirá la obra tratando de interpretarla como un mensaje de que el único responsable es el autor. 

Al mismo tiempo, el arte se vulgarizaría para que pudiera ser captado no sólo por el hombre culto, sino también por el lego, pues éste no rehúye la belleza: suele ser indiferente porque no se le aproxima. 


LUDWIG VAN BEETHOVEN

ludwin-van-beethoven
La ejecución de la Tercera Sinfonía, llamada "heroica", sigue impresionando al público de todas las latitudes. Desde su potente e inigualado "allegro", desbordante de sonoridad; su contrastante Marcha Fúnebre que le sigue y trasunta tanta pena por la muerte de un "ideal"(1), hasta la conclusión en el "scherzo" luminoso y arrollador, que se enlaza a una serie de variaciones. 

En cuanto a la Sexta Sinfonía, que no es música de programa, sino una verdadera poesía musical expresada en sonidos (2), Beethoven había anotado al margen de su partitura: "más una expresión de sentimientos, que partitura", o: "gozosas impresiones recibidas al llegar al campo", y "felices y gratas emociones después de la tormenta".

La Misa Solemne nos comunica al sentir de un espíritu profundamente religioso; al comienzo del Credo escribió: "Dios por encima de todo".

Pero la enorme potencia de su música sobrepasa las normas de la liturgia, al punto de que, posteriormente, el mismo Beethoven llegó a recomendar que se ejecutara como "oratorio".

Sus exigencia en cuanto a las voces y los instrumentos provienen de su "oído interior": no aceptaba limitaciones en lo que deseaba expresar y por ello escribía en el pentagrama trozos que llevaban a los intérpretes al límite de sus posibilidades. 

Su obra dejó abiertas las puertas para el Romanticismo que ahora estudiaremos. Hubo críticos y especialistas que denominaron a Beethoven "el clásico del Romanticismo", pero también otros que lo apodaron "el romántico del Clasicismo". 


(1): Decepción sufrida cuando Napoleón se proclamó Emperador. 

(2): Henry Lang - La Música en la Civilización Occidental -.


El Romanticismo de principios del siglo XIX era una expresión del deseo de retornar a la naturaleza, para lo cual la música tiene la posibilidad de conciliar lo real y lo fantástico, utilizando elementos inspiradores como: 

  • el sentimiento nacional, representado por el canto popular y folclórico;
  • la naturaleza y el paisaje como activadores de emoción;
  • todo lo fantástico, como las hadas, los gnomos, la magia, que estimulan el vuelo de la imaginación. 


Ver: Franz Schubert


 

Comentarios

Sígueme en YouTube Sígueme en Facebook Sígueme en WhatsApp